Lo que importa es que tengas todo preparado, el coche en buen estado y que viajes seguro.
2. Estar preparado.
Verifica siempre que has empaquetado todo, que has dejado tu casa bajo control. Todo esto evita hacer llamadas estresantes mientras se está conduciendo o tener que dar la vuelta. Una lista también ayuda.
3. Estar descansado. Nunca hay que desestimar lo físicamente agotador que es un viaje largo, sobre todo en las carreteras que no conoces o con tráfico denso. Los conductores deben haber descansado bien y ser plenamente conscientes de su entorno durante el viaje, pero los pasajeros descansados también ayudan a reducir el estrés en el coche.
4. Toma comidas ligeras. Tomar comidas ligeras y beber mucha agua evita esa sensación de saturación y cansancio que se tiene tras una comida pesada.
5. Investigar tu ruta. Un poco de planificación sobre el tiempo de conducción, las carreteras que coger y las posibles paradas reducirán considerablemente el estrés con antelación.
6. Conducir por tramos. Todos los organismos de seguridad vial recomiendan que los viajes largos se dividan en tramos de conducción. Parar al menos cada dos horas ayuda a la concentración del conductor.
7. Conducir por turnos. Si es posible, encuentra un compañero de conducción y turnaros hasta llegar al destino. Esto permite que cada conductor descanse y aumenta la concentración.
8. Comprobar el estado de tu coche. Una avería en medio de un viaje largo puede convertirse rápidamente en una pesadilla estresante y costosa. Comprueba el nivel de los líquidos, los frenos y los neumáticos sobre todo.
9. Comprobar los neumáticos. Que los neumáticos están en buenas condiciones de funcionamiento también es importante para tener un viaje seguro y cómodo. No sólo comprobar la banda de rodadura de los neumáticos, sino también cerciorarse de que tienen la presión correcta para que coincidan con las necesidades de un coche a plena carga.